El Shot Diario

¡Una celebración real!

El rey Carlos III cerró su visita a Australia con broche de oro, saludando a multitudes bajo las icónicas velas de la Ópera de Sídney. Este es su primer viaje internacional desde su diagnóstico de cáncer, y no podía haber elegido un mejor lugar para finalizar.

Recorrido real

En su último día, Carlos visitó proyectos de vivienda, se unió a una barbacoa comunitaria y asistió a un centro de tratamiento de cáncer. Con miles de fanáticos congregados para verle, un jubilado compartió su felicidad: “¡No voy a lavar esta mano por un tiempo!” tras un saludo real. Sin embargo, no todo fue paz; la policía tuvo que detener a un hombre de 60 años por comportamiento amenazante.

¡Un día lleno de acción!

El rey también inspeccionó una flotilla de destructores y naves antiminas, seguido de un impresionante vuelo de helicópteros y aviones de combate. La banda de metales tocó “Dios salve al rey” mientras el monarca disfrutaba de la escena.

BBQ a la vista

En la famosa playa Bondi, Carlos se unió a los salvavidas para asar salchichas, disfrutando de los sabores locales como el aguacate y el vino cabernet sauvignon. “Es un deleite especial ver y oler toda esta comida aquí hoy”, dijo mientras agradecía a la multitud por su compañía.

La realidad detrás del viaje

Inició su jornada en Redfern, un barrio significativo para los derechos indígenas, donde recibió una cálida acogida, en contraste con la respuesta en el Parlamento de Canberra, donde una senadora indígena le pidió que “devuelvan nuestra tierra”.

Carlos se reunió también con oncólogos destacados, pues Australia enfrenta una alta tasa de cáncer de piel y ha estado a la vanguardia en tratamientos innovadores. Aunque no se ha revelado el tipo de cáncer que padece, el rey continúa su tratamiento.

¿Próxima parada?

La pareja real se dirige ahora a Samoa, donde participarán en la 56ª cumbre de la Mancomunidad Británica.